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¿Para qué sirve la Ordenación del Territorio?
La Ordenación del Territorio podría haber sido útil cuando la minería era una gran fuente de riqueza en nuestra Región de Murcia, había que potenciarla como fuera, reduciendo costes y sin importar los daños colaterales…., pero no se utilizó y el resultado lo vemos en la Bahía de Portman o en el entorno de las poblaciones de La Unión o de Mazarrón, terrenos en los que ni las más dura de las malas hierbas es capaz de germinar; la minería se acabó y allí quedó el resto.
También podría haber servido cuando la industria era el motor económico de Cartagena, había que producir a toda costa, ¡Era el pan nuestro de cada día de numerosas familias! ¿Cómo hacerlo? … Como fuera, lo importante seguía siendo producir al menor coste…. pero tampoco era por lo visto el momento de preocuparnos de temas «secundarios» como la ordenación del territorio o el paisaje; la industria se fue y nos queda esos paisajes marcianos de suelos contaminados que nos reciben al llegar a la ciudad.
Terrenos de Zincsa (Cartagena). Fuente: Sureste diario
Hace muy pocos años, cuando el progreso y el modelo económico era el del sector inmobiliario, teníamos las «lecciones aprendidas» o al menos ejemplos en los que mirar, pero de nuevo volvimos a obviar aquello de la Ordenación Territorial, volvemos a edificar donde sea y como sea, sin un modelo ni una estructura o planificación que lo sustentase; como es lógico se hunde y nos quedamos con barrios fantasmas, terrenos baldíos, urbanizaciones inhabitables por su desconexión e infraestructuras e inversiones muertas antes de nacer.
Ahora nos toca el turno de la Agricultura, ese motor económico que nunca ha cesado en nuestra Región, y ahora lo que toca es que ese sector sea precisamente el “intocable”, ahora podemos plantar lo que sea, como sea y donde sea; ¿las consecuencias para mañana?…da igual, ahora hay que fomentar ese sector, hay que maximizar beneficios para que sea una inversión atractiva y se genere actividad… me parece muy bien, pero ¿a cualquier precio?.
El verano pasado vimos como el Mar Menor “entraba en coma” y esta primavera vemos como lo que toca es rematar su entorno paisajístico con el plástico (en zonas en las que la norma no lo permite)…. Pero da igual lo que hay que hacer es producir, producir y producir. Los mercados cambiarán en unos meses, años o décadas, da igual pero al final cambiarán, y en ese momento ¿Qué quedará? ¿Tendrá capacidad de respuesta el territorio?… La historia dice que no.
Es evidente que la solución no es fácil, son multitud de factores a tener en cuenta al mismo tiempo en un sistema complejo que debe mantener su equilibrio para el «pan» de hoy y sostenibilidad para el de mañana; pero también está claro que la tradicional postura de no afrontar el problema por su dificultad o anclarnos en el «ya veremos» trae consigo consecuencias muy graves y nos lleva a puntos de no retorno.
¿Llegará el momento en el que el sector porcino sea el motor de nuestra economía? ¿Qué pasará entonces?….
SE VENDE HUMO A DOMICILIO
Desde hace días y después de comprobar el desastre ecológico y económico del Mar Menor, veo como los mismos políticos (gobierno y oposición) que han permitido que lleguemos a este punto llenan los medios de mensajes sobre participación pública en las Estrategias del Mar Menor y de La Manga,…. «participa»…»tu opinión es importante»….»contamos contigo»… etc, etc, etc…
Tengo clarísimo que tener en cuenta la opinión de la población en un proceso territorial estratégico no es sólo importante, es más bien imprescindible; pero emplear los procesos de participación conforme se está haciendo creo que es sencillamente vergonzoso….. «le damos a elegir entre diez proyectos y usted escoja tres de ellos»….lo dicho… vergonzoso.
La participación es parte esencial en el génesis de la estrategia ¿Qué echas de menos? ¿Qué te molesta? ¿Qué te gusta? ¿Qué mejorarías?… y a partir de ahí un equipo de profesionales será el que diseñe la estrategia que culminará en proyectos o en líneas de actuación.
Los diez proyectos que se plantean como «elegibles», ¿Tienen el mismo peso en la transformación del modelo territorial? ¿Generan los mismos efectos de retroalimentación? ¿Sobre qué vectores territoriales inciden? ¿Sobre qué funciones urbanas? ¿A qué modelo territorial tienden?; y lo peor de todo ¿A alguien del panorama político le importan las respuestas a las preguntas anteriores?, yo creo que no, lo importante en este momento y ante la vergüenza generada por no haber hecho su trabajo durante muchos años es trasmitir la imagen de «nos hemos puesto manos a la obra» y además «contamos con tu opinión»…. es alucinante ver como no aprendemos de los errores del pasado muy reciente y una y otra vez seguimos inmersos en un sistema en el que la planificación no existe realmente, los valiosos estudios se guardan en un cajón por no ser políticamente correctos u oportunos y lo que prima es únicamente la idea feliz y la foto de portada generadora de votos.
¿Existen fondos para las actuaciones que se proponen? ¿Cuál es el horizonte temporal? ¿Cuál es el orden prioritario? ¿A qué responden?…. Si no lo saben dejen por favor de vender humo y pónganse a hacer lo que deberían haber hecho hace mucho tiempo…..TRABAJAR.
UN RESPETO… AL MENOS A LOS ELEMENTOS
En una tierra como Murcia en la que se conoce qué tipo de plantación se puede plantar en cada tipo de parcela y todo el mundo tiene claro que hay lugares donde sencillamente NO SE PUEDE plantar; en un territorio de tradicionales riadas y desbordamientos donde hasta los niños saben que cuando hay tormenta no te debes acercar a las ramblas; llegó el desarrollo urbanístico como motor de la economía, borró del diccionario la frase «NO SE PUEDE» y de forma totalmente prepotente asumió el mensaje publicitario de ADIDAS …»impossible is nothing».
Como impossible is nothing, un terreno como el de las dos primeras fotografías puede ser apto para ser urbanizado (y como tal se clasifica por la Administración), como impossible is nothing esa zona es apta para ser habitada y se construyen las viviendas que vemos en las fotografías 3 y 4.
Cuando se inicia el procedimiento no se trata de comprobar realmente si se puede o no, ya está decidido que se va a hacer, se trata entonces de darle forma o de «vestir la mona»…. ¿Alguien me puede poner ejemplos de grandes proyectos que no hayan salido adelante por condicionantes ambientales o de protección por desastres naturales?… yo conozco muy pocos…. o ninguno. Los posibles riesgos son salvados por las famosas medidas correctoras, medidas por otra parte diseñadas en base a simulaciones, estimaciones y modelos predictivos; herramientas todas ellas muy válidas cuando no hay más remedio que actuar en determinadas zonas o estamos ante una preexistencia; métodos que en virtud de la pericia de sus autores reducirán el riesgo en mayor o menor medida… pero he dicho «reducirán» no «eliminarán» y por tanto frente a la «tormenta perfecta» nunca tendremos el 100% de seguridad.
¿Era necesario asumir ese riesgo por pequeño que fuese? ¿No era posible otro emplazamiento?
Pues bien, como impossible is nothing, no ha sido imposible que las medidas correctoras fallasen y lo que muestro en el vídeo (Fte: Diario La Verdad) es lo que ha ocurrido esta tarde….
¿Ahora qué hacemos?
ACCIDENTES GRAVES EN LOS QUE INTERVIENEN SUSTANCIAS PELIGROSAS.
Esta semana escuchaba en las noticias una nueva versión del mismo problema que nunca acabaré de entender, se comentaba que tras el gravísimo accidente ferroviario de Santiago de Compostela, se iba a llevar a cabo una revisión de los sistemas de seguridad porque por lo visto algo falla…. creo que sobran los comentarios.
Hace ya años, tras varios incendios en discotecas, se modificó la normativa al respecto; tras la catástrofe del camping de Biescas alguien se dio cuenta de que el cauce de una rambla o las zonas inundables no son los sitios más adecuados para acampar; tras el desastre de Bhopal y posteriormente de Seveso se creó la normativa de accidentes graves…. etc, etc, …. siempre después, un lapso de tiempo que sencillamente implica que la gente muere por falta de previsión, planificación y gestión.
Centrándome en el último apartado, desde que hace algunos años asistí a unas jornadas sobre la Normativa Seveso y su relación con la Ordenación del Territorio, pude comprobar y de hecho lo sigo haciendo como un tema de tal importancia puede ser pasado por alto con tanta facilidad y durante tanto tiempo. Tenemos una Directiva Europea y el RD 1.254/99 que transpone al ordenamiento jurídico español la misma; a partir de aquí le toca a las distintas administraciones en el ámbito de sus competencias su desarrollo y llegamos entonces a un problema con las siguientes variables:
– Caso de una nueva instalación (es el más sencillo, se trataría de imponer restricciones).
– Caso de una instalación existente aislada en el desierto (también es sencillo, se trata de limitar los posibles usos futuros en su entorno).
– Caso de una instalación existente con otros usos en sus proximidades también existentes…. ¿Y ahora qué? ¿Cerramos la fábrica? ¿Echamos a la gente de sus casas para que dejen de estar en peligro? ¿Qué derecho es más válido, el del industrial que ha cumplido todo lo que la administración le ha exigido o el del propietario al que nadie informó del peligro que corría?.
Llegado a este punto leo discusiones sobre los sistemas de evaluación más adecuados, sobre quienes deben ser los responsables de su control e incluso clasificación de elementos como vulnerables y muy vulnerables que llegan en determinados casos a depender del número de personas, es decir, si sólo mueren tres o cuatro personas es vulnerable, se puede acercar más a la instalación, ahora, si son más ya pasaría a ser muy vulnerable y se tiene que alejar…. ¿Estamos locos o qué está pasando en esta sociedad? ¿Qué legislador puede tener la capacidad de definir el número de bajas asumible a cambio de no trastocar un interés económico?.
El mayor problema no se encuentra en el contenido de estas discusiones, sino en el hecho de que mientras discuten la casa sigue sin barrer, las viviendas se siguen aproximando a instalaciones existentes, los espacios residuales de los planes parciales colindantes con industrias son precisamente los que los promotores no quieren para viviendas y en ocasiones se usan para otros usos como por ejemplo escuelas y guarderías; las grandes instalaciones se amplían en muchos casos empeorando una situación ya deficitaria y en definitiva el problema lejos de resolverse va añadiendo nuevas variables y derechos adquiridos.
Es evidente que se trata de un problema de gran complejidad, pero precisamente por ello requiere una gran dedicación, implicación y respuesta; veo que algunas Comunidades Autónomas trabajan seriamente la cuestión, pero la tendencia generalizada es simplemente la de la inactividad, ¿qué estamos esperando? ¿necesitamos un nuevo Bhopal o Seveso para reaccionar de una vez? ¿No ha llegado la hora de asumir responsabilidades?
ORDENACIÓN DEL TERRITORIO VS COMPETITIVIDAD
Leyendo el informe “Hot Spots 2025 Benchmarking the future competitiveness of cities” elaborado por la Economist Inteligence Unit de “The Economist” me surgen realmente muchas dudas respecto a los resultados (entiendo que la crisis económica en Europa haga descender en el ranking ciudades como Madrid o Roma, pero no termino de comprender por qué en el mismo escenario Lisboa o Dublín crecen y aún menos comprendo por qué Madrid baja su puntuación 30 veces más que Barcelona), no obstante como toda estadística o simulación de escenarios futuros creo que hay que recibirla con la máxima cautela, analizar el origen de los datos y sobre todo considerar las tendencias que nos están dejando ver más que el valor numérico concreto obtenido. El citado informe define “Competitividad Urbana” como la capacidad de atraer capital, negocio, talento y visitantes, elaborando el ranking en base a ocho grupos de indicadores ponderados mediante la asignación de un “peso” a cada uno de ellos.
Ahora bien, una vez que tenemos el diagnóstico o el modelo tendencial hecho, es la hora de trabajar para invertir o potenciar tendencias y llegado este momento las Administraciones deben asumir y comprender que la deseada competitividad es fruto de un sistema holístico y por tanto de nada valen acciones individuales, ¿de qué servirá mejorar infraestructuras si no atraemos por ejemplo capital humano? ¿para qué tratamos de atraer negocios si el sistema financiero no los apoyará? …. entiendo que para nada o al menos para mucho menos de lo que podría servir.
Necesitamos una herramienta que diagnostique y planifique acciones teniendo en cuenta el conjunto, sus incompatibilidades, sus sinergias y su retroalimentación; pero no tenemos que inventar nada, ya existe, se llama ORDENACIÓN DEL TERRITORIO; por tanto lo único que hace falta es convencer a los entes con capacidad de decisión de su valía como herramienta transversal.
PAISAJES REVENTADOS
Recorriendo el ámbito del último estudio de paisaje que hemos hecho me ha venido a la cabeza en muchas ocasiones un concepto desgraciadamente poco utilizado en ordenación del territorio, el de la «capacidad de carga» de un territorio.
Encuentro abundante literatura del tema enfocada al medio ambiente y al mantenimiento de ecosistemas, pero no es así si hablamos de ordenación del territorio y mucho menos si lo hacemos específicamente de paisaje; he localizado una definición que se adapta bastante bien que dice que la capacidad de carga viene representada por «…los usos que puede sostener un territorio sin impacto negativo irreversible…» ; trasladando este concepto al paisaje, podemos comprender que la excesiva partición de usos va disminuyendo la «capacidad de carga del paisaje», pero no creo que la razón se encuentre en el número de usos distintos que acoge el territorio, el problema está sencillamente en la NO PLANIFICACIÓN y la improvisación.
En materia de paisaje no veo viable definir una expresión numérica objetiva que valorase el nivel de capacidad de carga del mismo; no obstante tampoco creo que lo necesitemos; sencillamente debemos saber apreciar la tendencia y actuar frente o a favor de la misma. Como vemos en la mayoría de entornos metropolitanos, el desorden y la ausencia de planificación alteran día a día el paisaje hasta que llega un punto en el que es imposible definirlo, no podemos leerlo, ha perdido su identidad, no es ni industrial, ni residencial, ni terciario, ni agrícola, ni por supuesto una armónica combinación de los anteriores; simplemente se trata de un «paisaje reventado», ha llegado a un punto de NO RETORNO y por tanto no toca la protección o la gestión del paisaje, directamente ha llegado el momento de ordenación y la cualificación.
CAMPO-CIUDAD EL PROBLEMA DE LA MASA CRÍTICA
En España llevamos décadas buscando soluciones para el mantenimiento de población en el medio rural; planes, programas y acciones piloto que en la inmensa mayoría de los casos no alcanzan su objetivo, la despoblación de los pequeños núcleos sigue avanzando sin que se consiga poner freno al proceso.
Resulta evidente que la población residente en el campo debe tener acceso a los mismos servicios que la que habita las ciudades, su ausencia unida a la dureza, dedicación y sacrificio que exige la agricultura y ganadería hacen casi inconcebible el relevo generacional frente a la opción del traslado a la ciudad. La mecanización puede suavizar y modernizar el trabajo, pero llegamos al punto clave, «los servicios»; la implantación de infraestructuras requiere una masa crítica de usuarios que la amorticen, pero dicha «cantidad de habitantes» no existe porque no hay infraestructuras, el círculo se cierra y no llegamos a solución alguna.
Bajo mi punto de vista creo que el fallo se encuentra en las hipótesis de partida; me hago las siguientes preguntas ¿Necesita lo mismo el habitante de la ciudad y el del campo? ¿Por qué estamos intentando crear servicios diseñados para implantarse en un entorno urbano de la misma forma que en una ubicación que no lo es? Un nivel satisfactorio de calidad de vida ¿se obtiene de la misma forma en todos sitios?.
Creo que ha llegado el momento de replantear desde origen, analizar necesidades reales, diseñar nuevos sistemas, buscar nuevas formas de satisfacción y abrir de una vez el círculo cerrado.