Categoría: urbanismo

LAS IMPRESCINDIBLES ACTIVIDADES PRESCINDIBLES

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Por muy duro que parezca, mientras no haya ni vacuna ni test para aislar casos positivos,  dicen los expertos que un sólo portador de COVID-19 tiene capacidad para transmitir el virus a miles de personas en un corto espacio de tiempo, también nos hablan de que hablamos de plazos de,  como mínimo meses,  para encontrar la cura o la vacuna.

La verdad es que cuesta digerirlo; pero una vez que asumes que esta es la realidad y que no estás en medio de una pesadilla,  podemos reaccionar de distintas formas; podemos entrar en pánico, descargar nuestra frustración contra el que piensa de forma distinta a nosotros, echarle la culpa a unos y a otros, buscar una burbuja en la que meternos con los nuestros hasta que todo esto pase, …., ¿Os imagináis que hubiera pasado si los sanitarios, policías, militares, voluntarios y en general todos los trabajadores esenciales hubiesen reaccionado así? ¿Os podéis imaginar dónde estaríamos ahora?

Esta gente se ha dejado, por desgracia literalmente en muchos casos, la piel por defender nuestra vida; porque soportásemos lo mejor posible los problemas derivados de la pandemia, porque el sistema no se rompiera y siguiera funcionando… mientras tanto el resto de la sociedad desde nuestros balcones estamos siendo los “espectadores” de esta película de terror.

Ahora entramos en la “Desescalada”;  el miedo a perder la salud empieza a verse eclipsado por el miedo a perder el trabajo, el de no poder pagar la hipoteca, el de no poder mantener el ritmo que llevábamos hace dos meses…Volvemos a hablar de pánico, de ansiedad; pero en este caso algo ha cambiado, ahora dejamos de ser espectadores para ser actores, ya no les toca a los sanitarios, los militares o la policía ahora nos toca a nosotros ¿Vamos a reaccionar como ellos?

Ahora, principalmente en las ciudades,  es el turno de las actividades teóricamente “no esenciales”, y digo teóricamente porque para el ser humano comer es imprescindible pero no suficiente; nosotros y nuestra economía necesitamos actividad; podemos estar un tiempo sin actividad, incluso sin comer, pero sólo un tiempo; ni nuestra salud ni nuestro bolsillo se pueden permitir un eterno confinamiento.

La ciudad es un organismo complejo, todo está interrelacionado, todas las variables se retroalimentan positiva o negativamente de otras, todo influye en la nuestra calidad de vida y en nuestra economía, ¿Alguien de verdad cree que podemos aislarnos cada uno en su burbuja y que esa nueva normalidad sea viable y sostenible psicológica y económicamente¿ ¿Alguien puede pensar que la ciudad sin actividad sea viable¿ ¿Qué las calles sean únicamente “cintas transportadoras de personas”?

Yo sinceramente creo que no, creo que lo que nos toca ahora a los espectadores es calentar y salir al terreno de juego, con todas las medidas de seguridad habidas y por haber, pero salir a dejarnos la piel.

El terreno de juego para jugar al baloncesto es de una forma, el de fútbol es de otra y el de tenis de otra distinta; nosotros hasta ahora “jugábamos” “vivíamos” y generábamos actividad en un terreno de juego que era la ciudad; el COVID 19 nos ha impuesto un cambio en las normas y si queremos seguir jugando, no nos queda más remedio que adaptar el terreno de juego y esa adaptación la necesitamos para ayer.

Intentando aportar al sistema, lanzamos una nueva sección de  inputpaisaje (Espacio Urbano Post-Covid); este espacio se plantea como un foro de investigación, discusión y difusión de análisis y propuestas de adaptación inmediata del espacio público de nuestras ciudades, os invito y animo a participar en el mismo enviando propuestas en forma de texto (máximo 150 palabras) o imágenes a inputpaisaje@gmail.com.

DESESCALADA COVID. GENERANDO BARRIOS SEGUROS E INSEGUROS

Por desgracia,  los espacios públicos de nuestras ciudades no están siempre donde deben estar ni todos miden lo que debieran medir; hasta ahora eso era un problema menor porque simplemente implicaba que si cerca de casa no tenías esa satisfacción debías “andar un poco más”. Ahora la cosa ha cambiado, ahora tenemos el límite espacial de 1 Km alrededor de casa para el esparcimiento (unos 10-12 minutos andando en línea recta),  esto nos lleva a un escenario que imagino que, por obvio,  nuestros dirigentes habrán tenido en cuenta, pero no alcanzo a entender por qué no ha sido considerado.

Aunque los datos no están actualizados porque son del estudio de paisaje de la ciudad de Murcia que hice hace unos años, os pongo un ejemplo que creo que es válido por el fondo del tema más que por el número en sí.

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En la imagen vemos distintos tonos de verde, cada uno corresponde a un valor de superficie de espacios libres por habitante, es decir la superficie de jardines y espacios libres de un barrio dividido entre el número de habitantes que allí vive.

Vemos como hay barrios en los que disfrutan de en torno a 12,00 m² de espacios libres por habitante y sin embargo vemos otros en los que el índice se va a 1,50 m²; es decir  8 veces menos. Hasta ahora era un tema “menor”; es verdad que las Administraciones deben velar porque todo el mundo tuviera más o menos las mismas oportunidades, pero como no existía ese límite de 1,00 Km y viendo la ciudad en su conjunto,  podríamos pensar que aunque haya zonas peores  y mejores, la conexión entre ellas salvaría el problema.

Ahora el problema es distinto y pasa de ser “menor” a ser “mayor”.

Si seguimos analizando datos (como imagino que se habrá hecho antes de tomar la decisión), podemos plantear otro ejemplo:

  • Un círculo de 2 m de radio (distancia segura) supone una superficie de 12,56 m².
  • Un barrio como Espinardo tenía cuando se hizo el estudio 8.885 habitantes y 16.822 m² de espacios libres; si suponemos que por ejemplo los hogares con niños suponen un 50% de la población y que la mitad de ellos sale a la calle en busca de esos espacios libres en su franja horaria, tenemos como resultado que tendrían 7,57 m² de jardín o plaza peatonal para cada habitante (recuerdo que un círculo de 2 m son 12,56 m²).
  • Un barrio como La Flota, con el mismo supuesto que el planteado para Espinardo arroja sin embargo un resultado de 34,96 m² por persona, es decir casi tres círculos para cada uno.

Estos datos, hace unos meses representaban un problema de cohesión social, hoy es un problema de seguridad sanitaria.

Está claro que las medidas se toman buscando el bien común, sería deseable que todos pudiéramos salir para despejarnos y que lo hiciéramos cerca de casa (para evitar deambular por la calle en dirección a un destino y para  limitar la posibilidad de que todos queramos ir al mismo parque por ser el mejor); pero ¿Es posible en todos los barrios?…Los números me dicen que no.

Es una medida con buena intención pero simple y, bajo mi punto de vista, utópica y carente de análisis real. El problema es que la consecuencia no es que algo sea más o menos bonito, más o menos agradable, más o menos soportable, el problema es que en esos barrios se genera una situación de riesgo innecesaria.

No vale el café con leche para todos.

La solución es compleja y requiere mucho trabajo, pero bueno, para eso están los profesionales de la materia, … si se les escucha.

En el mismo estudio del que hemos obtenido la información vemos que el barrio de Espinardo cuenta con una superficie no ocupada por edificios (aceras, calzadas, plazas duras y espacios verdes) de 780.653 m²; ¿Qué necesita la calle que muestro en la foto para ser un espacio apto para que los niños paseen o jueguen al fútbol?

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La respuesta es muy sencilla, necesita que no haya coches; necesita una barrera como en Little Italy por las noches o un macetero en cada extremo y punto; sería una medida que molestaría a los que aparcan en la puerta de casa, pero quizás sea más importante en este momento el interés general que el particular; aparcará a 100 m de casa, tampoco creo que sea una catástrofe, pero tendrá un espacio de esparcimiento en la puerta y quién sabe si después de experimentar una medida “provisional” y forzada por la situación, no cambiamos nuestro enfoque de cómo queremos vivir en la ciudad y entonces pedimos que esas medidas pasen a definitivas.

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LA OPORTUNIDAD DEL MAR MENOR

A pesar de que sea difícil asumir que no hay mal que por bien no venga, quizá sea el momento de cambiar el chip y empezar a pensar en positivo en el Mar Menor.

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Aunque no se quisiera reconocer, es evidente que teníamos en la zona un modelo territorial anárquico, casual y totalmente desastroso e insostenible; con una agricultura contaminante, con núcleos urbanos decadentes, con oferta turística muy poco competitiva y totalmente estacional, con una grave situación de suelos contaminados por la minería y enormes problemas derivados de riesgos naturales; todo ello en una comarca en la que las fuentes de ingresos procedían de la agricultura intensiva, del turismo, de la pesca, de la industria (ligada en muchos casos a las anteriores fuentes) y de los comercios y negocios instalados en cascos urbanos como el de Los Alcázares, San Javier o San Pedro.

Hoy por desgracia tenemos un Mar Menor casi muerto que anula o al menos limita la pesca y el turismo, una agricultura intensiva que teóricamente se va a retirar de la zona (con lo cual las industrias asociadas se tendrán que adaptar), unos núcleos urbanos como el de Los Alcázares que se ha inundado dos veces en tres años y por tanto poco invita a la creación de nuevos negocios y a la inversión en locales en el casco urbano; a esto le añadimos según leo en el periódico que se pretende parar al demonizado “ladrillo”, mi opinión es que no debemos demonizar al ladrillo sino a aquellos que permiten que se ponga donde y como sea, pero bueno, el caso es otra posible fuente de trabajo e ingresos también desaparece.

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Imagen: Restos de destrozos por DANA 2019 en Los Alcázares

A la vista de lo anterior, entiendo que alguien debería preguntarse ¿De qué van a vivir ahora? ¿Hacia qué modelo vamos? ¿Vamos a hacer lo de siempre y nos vamos a esperar a ver qué pasa?…

¿No sería el momento de parar muy brevemente, tomar aire y plantear de una vez por todas un modelo territorial sostenible, eficiente y competitivo?.

El objetivo creo que debe estar claro y debe ser la búsqueda de la calidad de vida, el aprovechamiento de oportunidades, la eficiencia, la sostenibilidad y la competitividad territorial; el objetivo clave es el primero mientras que el resto son a la vez objetivos y medios para conseguir esa calidad de vida; todos ellos se relacionan, complementan y retroalimentan; un entorno sostenible y competitivo crea oportunidades, esas oportunidades fijan población, esa población permite romper la estacionalidad, esa ruptura permite nuevas oportunidades…. y así con todos ellos.

Parece lógico y sencillo de comprender, “sólo” se trata de ordenarlo y para eso existe la Ordenación del Territorio.

Evidentemente la iniciativa privada será la que materializaría el éxito del modelo, pero eso no quiere decir que se deba confiar a la misma el diseño del Modelo Territorial (a las pruebas me remito cuando vemos el modelo creado por los resorts dispersos en el territorio); entiendo que es claramente obligación de las Administraciones la creación de ese modelo al que tender, diseñar el campo de juego, facilitar el camino y crear oportunidades para que el sector privado las aproveche.

La otra opción, la seguida hasta ahora, es la de poner parches, dejar hacer a lo privado “ a ver qué pasa” y si sale mal (como lógicamente ocurre porque el interés siempre será particular y no para la sociedad en general) volver a parchear y seguir esperando a ver si el destino lo resuelve el solito.

Como decía en otras entradas de este blog, la zona pide a gritos la elaboración de una Plan de Ordenación Territorial que mire al futuro, planifique, establezca prioridades, marque los tiempos y en definitiva ordene.

Por desgracia partimos de cero, tristemente tenemos poco que perder en lo que a modelo territorial respecta, contamos con una sociedad sensibilizada que pide que se adopten soluciones… de verdad pienso que sería una pena dejar pasar esta oportunidad de cambiar el rumbo

¿Para qué sirve la Ordenación del Territorio?

La Ordenación del Territorio podría haber sido útil cuando la minería era una gran fuente de riqueza en nuestra Región de Murcia, había que potenciarla como fuera, reduciendo costes y sin importar los daños colaterales…., pero no se utilizó y el resultado  lo vemos en la Bahía de Portman  o en el entorno de las poblaciones de La Unión o de Mazarrón, terrenos en los que ni las más dura de las malas hierbas es capaz de germinar; la minería se acabó y allí quedó el resto.

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También podría haber servido cuando la industria era el motor económico de Cartagena, había que producir a toda costa, ¡Era el pan nuestro de cada día de numerosas familias! ¿Cómo hacerlo? … Como fuera, lo importante seguía siendo producir al menor coste…. pero tampoco era por lo visto el momento de preocuparnos de temas «secundarios» como la ordenación del territorio o el paisaje; la industria se fue y nos queda esos paisajes marcianos de suelos contaminados que nos reciben al llegar a la ciudad.

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Terrenos de Zincsa (Cartagena). Fuente: Sureste diario

Hace muy pocos años, cuando el progreso y el modelo económico era el del sector inmobiliario, teníamos las «lecciones aprendidas» o al menos ejemplos en los que mirar, pero de nuevo volvimos a obviar aquello de la Ordenación Territorial, volvemos a edificar donde sea y como sea, sin un modelo ni una estructura o planificación que lo sustentase;  como es lógico se hunde y nos quedamos con barrios fantasmas, terrenos baldíos, urbanizaciones inhabitables por su desconexión e infraestructuras e inversiones muertas antes de nacer.

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Ahora nos toca el turno de la Agricultura, ese motor económico que nunca ha cesado en nuestra Región, y ahora lo que toca es que ese sector sea precisamente el “intocable”, ahora podemos plantar lo que sea, como sea y donde sea; ¿las consecuencias para mañana?…da igual, ahora hay que fomentar ese sector, hay que maximizar beneficios para que sea una inversión atractiva y se genere actividad… me parece muy bien, pero ¿a cualquier precio?.

El verano pasado vimos como el Mar Menor “entraba en coma” y esta primavera vemos como lo que toca es rematar su entorno paisajístico con el plástico (en zonas en las que la norma no lo permite)…. Pero da igual lo que hay que hacer es producir, producir y producir. Los mercados cambiarán en unos meses, años o décadas, da igual pero al final cambiarán, y en ese momento ¿Qué quedará? ¿Tendrá capacidad de respuesta el territorio?… La historia dice que no.

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Es evidente que la solución no es fácil, son multitud de factores a tener en cuenta al mismo tiempo en un sistema complejo que debe mantener su equilibrio para el «pan» de hoy y sostenibilidad para el de mañana; pero también está claro que la tradicional postura de no afrontar el problema por su dificultad o anclarnos en el «ya veremos» trae consigo consecuencias muy graves y nos lleva a puntos de no retorno.

¿Llegará el momento en el que el sector porcino sea el motor de nuestra economía? ¿Qué pasará entonces?….

 

SE VENDE HUMO A DOMICILIO

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Desde hace días y después de comprobar el desastre ecológico y económico del Mar Menor, veo como los mismos políticos (gobierno y oposición) que han permitido que lleguemos a este punto llenan los medios de mensajes sobre participación pública en las Estrategias del Mar Menor y de La Manga,…. «participa»…»tu opinión es importante»….»contamos contigo»… etc, etc, etc…

Tengo clarísimo que tener en cuenta la opinión de la población en un proceso territorial estratégico no es sólo importante, es más bien imprescindible; pero emplear los procesos de participación conforme se está haciendo creo que es sencillamente vergonzoso….. «le damos a elegir entre diez proyectos y usted escoja tres de ellos»….lo dicho… vergonzoso.

La participación es parte esencial en el génesis de la estrategia ¿Qué echas de menos? ¿Qué te molesta? ¿Qué te gusta? ¿Qué mejorarías?… y a partir de ahí un equipo de profesionales será el que diseñe la estrategia que culminará en proyectos o en líneas de actuación.

Los diez proyectos que se plantean como «elegibles», ¿Tienen el mismo peso en la transformación del modelo territorial? ¿Generan los mismos efectos de retroalimentación? ¿Sobre qué vectores territoriales inciden? ¿Sobre qué funciones urbanas? ¿A qué modelo territorial tienden?; y lo peor de todo ¿A alguien del panorama político le importan las respuestas a las preguntas anteriores?, yo creo que no, lo importante en este momento y ante la vergüenza generada por no haber hecho su trabajo durante muchos años es trasmitir la imagen de «nos hemos puesto manos a la obra» y además «contamos con tu opinión»…. es alucinante ver como no aprendemos de los errores del pasado muy reciente y una y otra vez seguimos inmersos en un sistema en el que la planificación no existe realmente, los valiosos estudios se guardan en un cajón por no ser políticamente correctos u oportunos y lo que prima es únicamente la idea feliz y la foto de portada generadora de votos.

¿Existen fondos para las actuaciones que se proponen? ¿Cuál es el horizonte temporal? ¿Cuál es el orden prioritario? ¿A qué responden?…. Si no lo saben dejen por favor de vender humo y pónganse a hacer lo que deberían haber hecho hace mucho tiempo…..TRABAJAR.

 

 

LA IMPORTANCIA DEL PEQUEÑO DETALLE

Hace tiempo que las grandes actuaciones urbanísticas o los macro proyectos de renovación urbana  quedaron en los cajones, son demasiado caros o sencillamente políticamente peligrosos y pueden influir en los resultados de las urnas en las siguientes elecciones; este hecho unido al tiempo que requieren para dar frutos (superior a una legislatura) nos llevan por norma general al abandono de la ciudad «a su suerte», un círculo cerrado que implica no solucionar problemas ni aprovechar oportunidades.

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Paseando por Avignon puedes comprender perfectamente el error del planteamiento anterior; una ciudad con un trazado y una monumentalidad muy interesantes, pero no sólo encontramos eso, no es un recorrido monótono, no es un museo ni una aglomeración de joyas arquitectónicas; es realmente una secuencia de detalles entrelazados en un escenario impresionante que da como resultado un enorme interés por recorrer.

Evidentemente todas las ciudades no disponen de ese «escenario» , pero ¿ y de la capacidad de crear «redes o secuencias de detalles»?…. ¿se necesita una gran inversión?…¿es imprescindible la intervención administrativa?…..

Una ciudad monumental despierta tus sentidos, una gran actuación urbanística nos puede impresionar; pero no olvidemos que el «chip» que en nuestra cabeza despierta o produce un interés o un placer de contemplar es mucho más modesto que todo eso, se conforma con mucho menos; sólo requiere un cierto número de detalles y en la secuencia o ritmo adecuado; observas una historia pintada en un muro y sigues andando, antes de que lo olvides has llegado a un punto en el que han «vestido» un árbol, sigues caminando pensando en el árbol y llegas a una isleta que al estar a la sombra han aprovechado para la terraza de una cafetería; termina tu paseo y comprendes que había un interés en lo monumental pero quizá el del recorrido y el cúmulo de detalles ha sido el que realmente ha quedado grabado en tu cabeza como algo positivo, interesante y enriquecedor.

Un barrio banal o una ciudad sin interés no pueden tener una nueva catedral o un nuevo trazado….¿y una secuencia de detalles?.

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CALLES TRANSPORTADORAS

En principio, y todavía en otras culturas distintas a la occidental, la calle era concebida como un lugar de encuentro, de relaciones, de intercambio, de enriquecimiento, de desarrollo personal; después llegó el «progreso», la velocidad, la oportunidad de comprar todo en un mismo sitio y en un sólo momento, la idea de que la zonificación y la segmentación de usos era un camino a seguir…. ahora no «pasamos por el jardín» hay que «ir al jardín», tenemos también la zona de aperitivos, la zona de compras, la zona de bancos, la zona universitaria…etc; y entre todas ellas (precisamente donde vive el 90% de la gente) una malla que muchos de forma positiva comparan con el sistema arterial del cuerpo humano …. «grandes arterias que estructuran todo y redes capilares que se ramifican»… creo que comparar nuestras calles y sobretodo su funcionamiento con la increíble eficiencia del cuerpo humano es bastante desproporcionado; yo más bien lo comparo con cintas transportadoras de «trozos de carne».

Desde que las aceras se convirtieron en «aquello que sobra entre los edificios y las calzadas» o en «aquello a lo que se suben los viandantes para no ser atropellados y poder acceder a sus viviendas»,  nuestro papel en esas calles secundarias o fuera del radio de influencia de actividades potentes se parece más a una cinta transportadora que a cualquier otra cosa; somos «elementos» que se desplazan desde una fase del proceso productivo a la siguiente, el medio en el que nos movemos no permite o fomenta la relación, no hay enriquecimiento, no hay diversión sensorial, no hay relax… todas las ventajas que caracterizan al hombre como ser social quedan centradas en zonas concretas y diluidas en el resto de la ciudad, en ese momento pasamos a ser «trozos de carne transportados».

A esta situación nos lleva simplemente el conformismo frente a unas verdades asumidas como válidas que realmente comprobamos hace mucho tiempo que no funcionan; la dimensión adecuada de una acera no es la que dice la normativa, lo más importante de un vial no es que me quepan más carriles,  el número de árboles no debe ser determinado por una tabla universal; lo importante de una calle es que sea capaz de crear el escenario para nuestro desarrollo y eso no está ni en las tablas ni en el Neufert.

¿Dónde empieza?¿Dónde acaba? ¿Qué intermedios existen o pueden existir en el recorrido? ¿Cuando le da el sol? ¿Quién la usa? ¿Para qué la usa? ¿Qué déficits tiene? ¿Qué potencialidades? ¿Puedo pasear o me aburro? ¿Puedo descansar o me estreso? ¿Pueden jugar los niños o sería un peligro? ¿Me puedo parar a charlar un rato con un amigo? ¿Podría haber tiendas con género en la calle? ¿Y terrazas? ¿Podría buscar sinergias con las colindantes?…..Es mucho más sencillo entrar en tablas y decidir que la acera debe ser de 1,50 ml de ancho y centrar la atención en que en zonas con farola o papelera cumpla que al menos haya 1,20 ml … y ese es verdaderamente el gran problema.

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Al igual que en paisaje, cuando hablamos de funcionamiento de nuestras ciudades llega un punto en la discusión en el que llegamos a lo tremendamente complejo y lo que para algunos es mucho peor… lo subjetivo… ese el momento en el que se decide la marcha atrás, la vuelta a lo conocido, el temor o la vagancia por investigar y mejorar; pero el funcionamiento de las ciudades es enormemente complejo y la felicidad del ser humano llega de lo subjetivo con lo cual, si dejamos fuera de juego estos dos factores sencillamente seguiremos nuestro proceso de transformación en «trozos de carne transportados».

CIUDADES VULNERABLES

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Fte: Atlas de vulnerabilidad urbana

Esta semana he conocido una interesante iniciativa del Ministerio de Fomento llamada «Atlas de vulnerabilidad urbana», tras este potente título encontramos un estudio basado en cuatro grupos de indicadores (sociodemográficos, socioeconómicos, residenciales y subjetivos); una propuesta como digo interesante como proceso de investigación siempre y cuando vaya «más allá» de la simple observación (muchos observatorios sólo observan (la parte fácil del problema), otros en un número muy inferior además diagnostican (un grado de dificultad elevado) y por último un grupo muy muy reducido además propone soluciones (lo más difícil pero en definitiva la finalidad de todos ellos)).

Según el estudio, lo que se busca es «crear un mapa de ámbitos urbanos obsoletos, desfavorecidos o en dificultades, precisados de programas o planes de rehabilitación o de actuaciones de renovación y rehabilitación urbana», para ello vemos como el comportamiento o la tendencia de un sistema complejo como es el de un distrito censal pasa a ser simplificado mediante el estudio de 21 indicadores entre los que encontramos edad de los habitantes, tasa de paro, nivel de estudios, zonas verdes, vivienda, nacionalidad, delincuencia, ruido, contaminación, etc… sin embargo no veo nada de nivel de complejidad urbana, de mezcla de usos, de calidad de paisaje urbano, de posibilidades de interrelación y complementariedad con barrios colindantes, de elementos culturales, de lugares de intercambio y relación, etc…

Posiblemente la escala o los medios disponibles del trabajo no han permitido ahondar en estos términos, lo cual nos lleva a mi entender a resultados no sólo insuficientes sino también erróneos; a modo de ejemplo un centro histórico con gran número de edificios antiguos, con una población envejecida, con tráfico denso en sus bordes y escasez de zonas verdes puede ser plasmado como «barrio vulnerable» cuando posiblemente la complejidad urbana, la presencia de elementos culturales y la presencia de numerosos comercios hagan de la zona una de las de mayor «vida» en la ciudad; y en el caso opuesto un barrio de ensanche exclusivamente residencial, con población joven, amplias zonas verdes y bien comunicado por autovía pasará con nota el examen cuando en realidad el barrio «se muere de tristeza y de falta de vida».

Una trama compleja donde los usos se entremezclan, donde el paisaje despierta el interés por recorrer y  donde la calle facilita, permite y potencia la relación, lleva directamente al interés por habitar, crea el escenario necesario … lo demás viene después y la vulnerabilidad deja de existir.

LA DESHUMANIZACIÓN DEL URBANISMO

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Dice el diccionario de la RAE que «urbanismo» es el conjunto de conocimientos relativos a la planificación, desarrollo, reforma y ampliación de los edificios y espacios de las ciudades.

Dice la opinión pública (e incluso algún magistrado) que «urbanismo» es sinónimo de «pelotazo y corrupción», lo cual en este país es tristemente cierto en innumerables casos.

Dice la RAE que «medicina» es la ciencia y arte de precaver y curar las enfermedades del cuerpo humano.

Comparando las definiciones de «urbanismo» y «medicina», me planteo un primera duda,  en la explicación del segundo término queda muy clara cuál es la finalidad (precaver y curar las enfermedades del hombre), pero no veo una definición de la finalidad en el concepto de urbanismo, dice a qué nos dedicamos pero no para qué….. quizá ese sea el origen del problema.

Ordenamos, planificamos, reformamos, etc… ¿para qué? ¿cuál es la finalidad? ¿qué objetivo buscamos?….¿que me «quepa» el aprovechamiento? ¿que los coches pueden circular libremente? ¿que la conexión con la autovía sea lo más rápida posible? ¿que pueda encajar con calzador los estándares de zonas verdes?…. ¿y qué pasa con el cliente? y no me refiero al político que paga la factura, ese es el que maneja el dinero del verdadero cliente y receptor del servicio, la sociedad; ¿en qué parte del proceso la hemos considerado?.

Dice la OMS que la calidad de vida es la percepción que un individuo tiene de su lugar en la existencia, en el contexto de cultura y del sistema de valores en los que vive y en relación con sus expectativas, sus normas y sus inquietudes.

Por otra parte, se asume que las variables que intervienen en ese complejo concepto de «calidad de vida» son bienestar físico, social, material y emocional, así como el desarrollo personal; ¿puede el urbanismo influir en dichas variables?, evidentemente SI; podemos mejorar el bienestar físico en un entorno planificado, podemos potenciar formas de vida saludables, podemos fomentar desde el diseño de nuestras ciudades la relación social, podemos hacerlas más competitivas, podemos hacer crecer el sentimiento de apego, la sensación de seguridad por pertenencia a un conjunto valorado positivamente y en definitiva el desarrollo como seres sociales.

¿Qué ocurriría si nos olvidásemos de la definición fría y escueta de la RAE y consideráramos el urbanismo como algo así: «Ciencia y arte de la planificación de las ciudades cuyo objetivo es la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos»?

¿Qué ocurriría si en cualquier plan urbanístico además de las engorrosas justificaciones matemáticas tuviésemos que justificar cómo hemos considerado a los ciudadanos? ¿qué les aportamos? ¿cómo tratamos de mejorar su calidad de vida?….. ¿Algo cambiaría no?.