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PAISAJE URBANO ¿RESULTADO O HERRAMIENTA?
El Ranking Mundial de ciudades por su Calidad de Vida, elaborado por la consultora MERCER, lleva a cabo un análisis y clasificación de emplazamientos en base a una serie de 39 parámetros agrupados en categorías como ambiente político y social, ambiente económico, salud y sanidad, educación, servicios públicos y de transportes, ocio, bienes de consumo, alojamiento y condiciones climáticas. Dichos indicadores son hechos objetivos y por tanto resultan en cierto modo cuantificables y calificables; ahora bien en relación a lo que podríamos llamar «paisaje formal» ¿Cómo afectan dichos indicadores y su evolución a la formación del paisaje? y en relación al «paisaje subjetivo» o la interpretación que individualmente hacemos de la información que recibimos ¿Influye el paisaje en la forma de percibir la calidad de vida?.
Considerando el paisaje como «resultado», la respuesta es afirmativa en los dos casos; la implantación de infraestructuras, servicios, comercios, zonas de ocio, centros sanitarios, etc… modifica evidentemente el aspecto formal de la ciudad; y dependiendo del resultado, el paisaje nos ayudará a percibir la calidad de vida evaluada numéricamente, o en caso contrario la enmascarará.
Sin embargo, si enfocamos el paisaje como «herramienta», vemos que su adecuada planificación y gestión, facilita las relaciones sociales y la interacción entre los habitantes; posibilita sensaciones relacionadas con la cultura; fomenta la identidad del lugar y por tanto la sensación de pertenencia y de seguridad; permite el contacto con la naturaleza en un contexto antropizado, etc…. Es decir, considerando la planificación del paisaje en origen y no como resultado podemos no sólo hacer crecer los indicadores objetivos sino que además podemos, para idéntico valor numérico de los mismos, incrementar la sensación subjetiva de calidad de vida.
¿Por qué esperar entonces al resultado si tenemos la herramienta?
¿PAISAJE AGRÍCOLA?
La primera de las fotografías sería la imagen mental que tenemos de un «paisaje agrícola de postal», algo que (aunque muchas veces de forma errónea), relacionamos con lo natural, saludable y sostenible. Si sostenible es que se garantice que las generaciones futuras puedan disfrutar al menos de lo mismo que nosotros, algo no se está haciendo correctamente. La «industrialización de la agricultura» es un derecho del agricultor a obtener mayores beneficios, ahora bien ¿donde empieza su derecho y termina el de la población a disfrutar de paisajes de calidad? Urbanísticamente la propiedad de un suelo no te da derecho a hacer lo que consideres oportuno sobre el mismo, si el Plan marca tres alturas no puedes hacer seis, si el uso fijado es el residencial no puedes poner una fábrica, si te debes separar tres metros del lindero no puedes edificar junto a tu vecino… todo ello en busca de un interés general. El paisaje es claramente un bien común y las consecuencias positivas o negativas de su ordenación, gestión y conservación nos afecta a todos ¿Por qué entonces las normas sólo se aplican para determinadas cosas?