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LA BALANZA DE LOS CASCOS ANTIGUOS
Esta semana he podido visitar dos cascos antiguos en sendas ciudades de tamaño pequeño-medio; en ambos casos puedo comprobar intenciones de mejora del espacio urbano, y digo intenciones porque los resultados dejan bastante que desear.
He escuchado distintos argumentos sobre las posibles soluciones al despoblamiento de los cascos antiguos y realmente me sorprende cuando la idea mayoritaria en determinados foros es que la solución pasa necesariamente por eliminar las barreras que impiden el cómodo acceso en coche y el correspondiente aparcamiento bajo tu casa; según ellos todos queremos llegar con la compra hasta el sótano de casa y meterla en el ascensor cómodamente, o como máximo estamos dispuestos a dejar el coche en la calle siempre y cuando esté a menos de 20 metros del portal; resuelto este problema tendríamos los cascos antiguos llenos de gente viviendo en ellos y según estas opiniones de esta forma se irían creando pequeños comercios de barrio que son los que dan vida a la ciudad para dar servicio a esa nueva población…. frente a esto me pregunto dos cosas:
1- ¿No es esto tan absurdo como aquello de decidir hacer una urbanización en un paisaje maravilloso para disfrutar del mismo? (Cuando dicho paisaje precisamente deja de existir cuando se hace la urbanización).
2- Esa ansiada vida de barrio y pequeños comercios (fruta en la calle, olor a pan, conversación con los vecinos y los tenderos) ¿Es realmente la vida que busca el que quiere llegar con la compra de toda la semana al garaje de su casa?
Evidentemente a todos nos gustan las comodidades, pero igualmente evidente es que a la hora de optar por un lugar de residencia valoramos ventajas e inconvenientes en función de nuestros ritmos y costumbres de vida ¿Qué pesa más? La comodidad del aparcamiento y poder salir y entrar rápidamente y con fluidez o la posibilidad de vivir en un entorno histórico e interesante a diferencia de los banales barrios de ensanche … pues claramente la respuesta es DEPENDE.
Depende de si tengo tiempo y ganas de disfrutar del entorno o sólo necesito un espacio en el que cenar y dormir.
Depende de mi escala de valores, de mis intereses o mis inquietudes.
Depende sobre todo de qué me ofrece cada una de las partes de la balanza; si las calles tienen fuerte pendiente, no puedo llegar en coche, las viviendas son viejas y no hay nada que contrapese la balanza, la elección parece bastante clara.
Como ejemplo, en el último estudio que hicimos sobre la ciudad de Murcia, comprobamos como los valores de vivienda y locales comerciales alcanzaban sus cotas más elevadas en la zona de la Gran Vía Escultor Salzillo y en las calles Trapería y Platería (casco antiguo); en el caso de la Gran Vía se puede acceder en coche pero no se puede parar ni estacionar ni, salvo escasas excepciones, los edificios cuentan con garajes; en el caso del casco antiguo, se trata de calles peatonales ¿Qué ocurre entonces?, esa incomodidad queda contrarrestada por calles plagadas de comercios, cafeterías, gente, actividad, un entorno cuidado y conservado y por qué no decirlo por el estatus social que se considera mejorado al «vivir en el centro» ; sea por lo que fuere, el hecho de no llegar con el automóvil a la puerta parece quedar relegado a un segundo plano de importancia.
Por suerte todos no pensamos igual ni buscamos lo mismo y la gran virtud perdida de la ciudad es precisamente la de aportarnos capacidad de elegir, por tanto debe tener cabida para todas las balanzas o escalas de valores, para unos la opción será el apartamento junto al nudo de autovía y para otros el casco histórico; las dos son posibles si las dos le aportan calidad de vida al «usuario»; es tan sencillo como eso, el del ensanche no disfruta del entorno histórico y el del casco antiguo no lo hace de la rapidez del automóvil, cada uno valora y decide; lo que resulta absurdo es pretender llevar ese nudo de autovía al casco antiguo y que además lo siga siendo.