METODOLOGÍA PARA DETERMINAR LA CALIDAD DEL PAISAJE URBANO
En ocasiones asociamos el concepto de «Calidad» al nivel de adecuación a un uso, a que se cumplan «x» requisitos o a que el cliente o consumidor adquiera un nivel determinado de satisfacción frente a un producto o servicio; la RAE la define como «conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor«.
Analizando la metodología tradicional de análisis del paisaje urbano y la determinación de su calidad, vemos distintos enfoques que en general convergen en determinados «conceptos asumidos»; indicadores como la relación entre la altura de los edificios y la sección de los viales, la existencia de espacios verdes y su estado, la presencia de vegetación en los viales, la existencia y diseño del mobiliario urbano, la tipología de pavimentos, la dimensión de los recorridos peatonales, etc… en ocasiones estos aspectos se trasladan al mundo de los valores numéricos, asignando un valor a cada estado y definiendo en base a su proximidad a la considerada como cifra ideal su nivel de calidad; esta práctica permite evidentemente una valoración aséptica del paisaje buscando la mayor objetividad posible del evaluador; personalmente no estoy de acuerdo en absoluto con la idea de dejar de lado la subjetividad, pero me gustaría centrar el post en otra cuestión, me refiero a la de la definición que vemos arriba del concepto de «calidad».
Cualquiera de las definiciones introduce de una forma u otra el concepto de uso, de funcionalidad, de adecuación y respuesta a una necesidad; cuando analizamos el paisaje urbano en base a sus características formales y composición mediante una metodología asumida como «universal» ¿dónde estamos analizando el nivel de satisfacción del consumidor (la sociedad)? ¿Requerimos el mismo ancho de acera en una zona residencial, comercial, industrial o de oficinas, en Oslo, en Buenos Aires o en Roma? ¿Una plaza dura siempre es un crimen?. …. evidentemente no.
El paisaje urbano y la imagen mental que creamos del mismo no es en absoluto estática, sino el resultado de un recorrido, expansiones, contracciones, visuales, hitos, detalles, etc… en definitiva se trata de un PROCESO, si el resultado de ese proceso es el que nos va a aportar o no satisfacción ¿dónde lo estamos analizando?.
La ciudad en general y el paisaje urbano en particular constituyen sistemas de complejidad organizada, por tanto simplificar la evaluación de su calidad a determinados parámetros considero sencillamente que no nos proporciona el objetivo que deberíamos buscar LA SATISFACCIÓN DE LA SOCIEDAD, por tanto a pesar de la necesidad de traducir a números, no podemos dejar en el tintero variables e incógnitas de las que depende directamente el resultado.
Posiblemente uno de los mejores post que has escrito, la subjetividad es uno de los parámetros más interesante, sin el hablaríamos de ingeniería y no de arquitectura….
Juande, sera el calor del verano (que tiene un sabor estupendo cuando estas de vacaciones por qué te adormece los sentidos y, en cambio, resulta molesto para trabajar), pero me surge la duda que el paisaje deba tener como objetivo dar «satisfaccion a la sociedad»…el otro día me enteré por la tv que el conde de Floridablanca había construido (en el jardín que hoy lleva su nombre) el primer jardín de la España ilustrada. Y aunque visto con nuestros ojos este Conde tuvo fama de ayudar a la ciudad de Murcia, no se si realmente intentó dejar un reflejo de su propia realidad e inquietudes. Y quizá, si nuestro Conde consiguió ayudar a su pueblo fue, por que se le permitió una gran subjetivid y capricho para construir un espacio extraño, del que no se tenía noticia. Y así, coincido contigo, en que la mejor manera de servir a la sociedad es ser subjetivo.
Pues si Luis, tanto si lo hizo por aportar algo a la ciudad como si fue por dejar reflejo de sus inquietudes, está claro que el Sr.Moñino de Floridablanca no siguió los estándares establecidos, no fue conformista, buscó algo más y el resultado ha sido que tras muchísimos años el jardín perdura y es apreciado por la sociedad; podría haber salido mal pero está claro que el que no arriesga no gana…. ni evoluciona.
Como toda obra de arte el paisaje nos permite aplicar conocimiento al mismo y trasmitirlo desde este. Seguramente sin conocer el jardín al que refieren, estoy seguro que el mismo debe de ser una gran mensajero. Tal como refería Juan, los conocimientos externos son positivos en tanto la sociedad cuente con la base necesaria para su comprensión.
Bueno, si como es archisabido, el paisaje es la imagen percibida del territorio, cómo no van a existir elementos subjetivos en su valoración. Un paisaje lo valoraremos mejor o peor en función de las sensaciones que tengamos ante el mismo y nuestras vivencias y experiencias. En el caso de la ciudad, el hábitat fundamental de los humanos, la valoración de su paisaje estará necesariamente relacionada con las formas de usar el espacio urbano. En el caso que ponéis como ejemplo: el jardín de Floridablanca de Murcia, ha sido para mi el espacio de recreo de mi niñez y primera adolescencia, todos los días jugaba en él al salir del cole, en él aprendí a mirar a las chicas con miradas cargadas de intenciones, compartí mis primeras amistades y también mis primeras peleas .¿Cómo vamos a sentir lo mismo ante este jardín el turista que pasa a visitarlo fugazmente y yo que lo considero parte de mi casa infantil? Por supuesto la valoración del paisaje, y sobre todo el paisaje urbano, está cargada de subjetividad ¡No es maravilloso!
Pues si Antonio, maravilloso, emocionante y muy evidente, pero no asumido ¿dónde está el problema? ¿volvemos a hablar de vagancia intelectual?