REQUIEM POR LA ARQUITECTURA
Esta mañana he tenido la gran suerte de poder disfrutar por quinta vez en mi vida de un paseo por los Palacios Nazaríes de la Alhambra de Granada, he vuelto como siempre sencillamente alucinado; pero algo ha cambiado…. hasta ahora, como arquitecto enamorado de mi profesión volvía activado, deseoso de poner en práctica esencias de lo que había visto, orgulloso de contemplar como la arquitectura puede emocionar, como se adapta al medio y como crea sensaciones.
Hoy conduciendo de vuelta a casa no volvía activado, lo hacía más bien cabreado pensando en la nueva Ley de Servicios Profesionales por la que cualquier ingeniero podrá llevar a cabo proyectos de lo que hasta ahora llamábamos «arquitectura»; ese arte por el que en los Palacios Nazaríes los filtros nos van llevando de mayor a menor intimidad, de mayor a menor control térmico, por el que el agua forma parte de la esencia de los edificios y entra y sale de los mismos refrescando y relajando, ese arte que nos transmite su forma de pensar y su cultura rechazando el ornato al exterior y dándole gran profusión al interior, esa maravilla de secuencias exterior-interior donde la divisoria entre ambos se difumina, esas embaucadoras expansiones y contracciones del espacio que nos invita a recorrerlo, esa fluidez espacial, etc, etc, etc…. ESO ES ARQUITECTURA, calcular una estructura, la sección de un tubo o la eficiencia energética de un edificio también forman parte de la misma, pero por fortuna ARQUITECTURA es mucho más y esta mañana lo he podido comprobar.
Señores legisladores, ¿me pueden decir en qué asignaturas o planes de estudio adquieren los ingenieros la preparación necesaria para crear este tipo de sensaciones? ¿me puede alguien explicar una sola ventaja del cambio que se pretende llevar a cabo? Si yo estudié 6 cursos y proyecto final de carrera para ser arquitecto, el ingeniero de caminos hizo lo mismo para ser experto en caminos, canales y puertos, y el ingeniero industrial, como su nombre indica para cuestiones industriales, en el brutal entorno de crisis que vivimos donde prima la especialización y la competitividad ¿qué sentido tiene que después de especializarme durante muchos años en una cosa me dedique a otra distinta?….. No entiendo nada.
No puedo creer que el nivel de ignorancia llegue a tal extremo que lleve a los promotores de esta Ley a considerar que la experiencia de la que he disfrutado esta mañana nada tiene que ver con la ARQUITECTURA y les haga confundir este término con el de hacer contenedores aptos para la vida humana, me parece imposible que su nivel intelectual sea tan bajo, por tanto entiendo que algo se me escapa…..
Sólo algo bueno saco en claro de este razonamiento… menos mal que a nuestros legisladores les ha tocado vivir esta época, si hubiesen nacido en el siglo XIII hoy quizá habría paseado por un magnífico almacén de contenedores de personas, posiblemente eficiente energéticamente y estructuralmente seguro… pero ¿Y el resto? ¿Lo tachamos? ¿No merece la pena?.
Como siempre Juan, me encantan tus reflexiones, te comento que los biólogos tuvimos ese mismo sentimiento cuando en las leyes tanto nacionales como autonómicas sobre los estudios de impacto ambiental (EIA), facultan a cualquier «técnico competente» a efectuar dichos informes, los arquitectos también son «técnicos competentes» para hacer estudios de impacto ambiental, por ejemplo,…mi profesor de Ecología decía, en referencia a estas leyes que, los legisladores tenía mucho poder pero poco conocimiento.
Gracias Dessire, la ignorancia es muy valiente; es igualmente preocupante que yo como arquitecto que sin fruta no distingo un peral de un manzano tenga la «capacidad legal» para hacer un EIA, eso nos puede dar una idea del valor que le dan nuestros legisladores a este tipo de documentos.
Un saludo.