CONSTRUCCIONES RURALES
El paisaje es un excelente narrador de historias, su contemplación nos hace comprender el carácter de sus habitantes, sus costumbres y su identidad. Las construcciones rurales tradicionales quedan insertadas en su entorno considerándolas todos integradas en el mismo por la sencilla razón de que en nuestra memoria forman parte del medio rural; su emplazamiento y morfología nos ayudan a «leer» y comprender las formas de vida (en zonas elevadas para visualizar las fincas, a resguardo de una montaña para protegerse del viento en zonas de montaña, con árboles ornamentales o no productivos para dar sombra en los calurosos veranos); su existencia además rompe la posible monotonía de la contemplación del paisaje creando hitos, incidentes o llamadas de atención que atraen nuestra mirada y despiertan nuestro interés. Hoy por hoy, la tendencia absoluta es la de su deterioro y desaparición, la historia que nos cuentan es la de una forma de vida abandonada que pasó a la historia, mantienen su efecto atractor pero cada vez más basado en el pintoresquismo de la ruina. Perdemos nuestra historia e identidad quizá sin demasiado sentido en un momento de auge del turismo rural y graves problemas de vivienda y empleo. Crece la demanda de alojamientos rurales mientras aumentan las construcciones abandonadas en parajes idílicos; crece el desempleo y aumentan los terrenos baldíos; crece la necesidad de vivienda económica pero se siguen abandonando en el medio rural…. algo no funciona, se requiere el diseño de mecanismos que consideren la cuestión en su conjunto, pero no como un problema a resolver, se trata más bien de una oportunidad pendiente de ser aprovechada.